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Fábulas, fabulosas

En estas semanas hemos aprendido lo que son las fábulas y son… ¡fabulosas! No hemos parado de aprender cosas nuevas.

Al principio pensábamos que se trataban de cuentos pero, poco a poco, fuimos entendiendo que eran diferentes.

Las fábulas son creaciones literarias breves que se pueden escribir en forma de verso, y que siempre tienen una enseñanza o moraleja.

Los protagonistas suelen ser animales que viven situaciones de las que se puede aprender algo valioso.

Primeramente, hemos observado las ilustraciones y comentado el título preguntándonos sobre qué tratarían las lecturas. Después, hemos debatido sobre el problema que tenían los personajes, sus emociones y sus respuestas. Posteriormente, hemos hablado sobre la moraleja de cada una de las fábulas y las hemos intentado explicar con nuestras propias palabras.

Las fábulas que hemos leído y comprendido son la de «El cisne y el cuervo» y la de «La hormiga y la cigarra».

En el caso de la fábula de “El cisne y el cuervo”, reflexionamos acerca de la belleza interior de cada persona, recordando que todos únicos e irrepetibles por lo que no hay que tener envidia de nadie porque cada uno tiene una serie de cualidades que nos hacen especiales.

Para que no se nos olvide la moraleja de esta fábula, hemos elaborado un mural plasmando, por una parte, nuestras cualidades y, por otra, todo aquello que nos hace tener envidia de los demás entendiendo que hay que verlo de otra manera.

Con la fábula de “La hormiga y la cigarra” nos costó decidir cuál era la moraleja porque surgieron varias. Una de ellas fue recordar la importancia de esforzarnos para conseguir algo. La hormiga quería tener alimento para el invierno y sabía que, para lograrlo, tenía que trabajar durante el verano. La cigarra no se esforzó y pagó las consecuencias. Otra fue darnos cuenta de que es mejor preguntar si no entendemos algo. La cigarra actúa como lo hace en verano porque no sabe lo mal que lo va a pasar en invierno. Si hubiese sido consciente, seguramente habría trabajado más y cantado menos. Debería haberse esforzado en saber lo dura que es la época mala, pero no se preocupó de informarse.

¿No os contábamos al principio que la fabulas son fabulosas? ¡Nos ayudan a crecer por dentro!

¿Quieres leerlas? A continuación, puedes hacerlo.

El cisne y el cuervo.

En una radiante mañana de sol primaveral nadaba majestuoso un cisne en el lago, con su hermoso blanco y largo cuello. El resto de las plumas lucían también con su gran blancura y belleza. Un cuervo le observo y empezó a sentir en su interior una profunda envidia.

La envidia del cuervo le hizo pensar que su belleza no tenía mérito alguno.

El cisne le dijo al cuervo, – Yo sé qué tienes en realidad el cuerpo tan blanco ya que continuamente estas lavando tus plumas con las cristalinas aguas del lago.

Y para hacerle ver su opinión al cisne, el cuervo se sumergió dentro del agua, convencido de que así su plumaje perdería su color negro habitual. Al salir del agua, se miró y sus plumas seguían siendo tan negras como siempre.

Aún más enfadado, no se sintió conforme y decidió estropear el inmaculado color del cisne, y se revolcó en el fango para sacudirse cerca del esbelto animal. Al actuar de este modo, las plumas del cisne se llenaron de barro, pero al sumergirse en el lago, volvió a recobrar su tono nevado, y sus plumas parecían incluso más bonitas y relucientes. El cuervo no pudo soportar tal visión y voló del lugar muy muy lejos.

La cigarra y la hormiga.

La cigarra era feliz disfrutando del verano: El sol brillaba, las flores desprendían su aroma…y la cigarra cantaba y cantaba. Mientras tanto su amiga y vecina, una pequeña hormiga, pasaba el día entero trabajando, recogiendo alimentos.

– ¡Amiga hormiga! ¿No te cansas de tanto trabajar? Descansa un rato conmigo mientras canto algo para ti. – Le decía la cigarra a la hormiga.

– Mejor harías en recoger provisiones para el invierno y dejarte de tanta holgazanería – le respondía la hormiga, mientras transportaba el grano, atareada.

La cigarra se reía y seguía cantando sin hacer caso a su amiga.Hasta que un día, al despertarse, sintió el frío intenso del invierno. Los árboles se habían quedado sin hojas y del cielo caían copos de nieve, mientras la cigarra vagaba por campo, helada y hambrienta. Vio a lo lejos la casa de su vecina la hormiga, y se acercó a pedirle ayuda.

– Amiga hormiga, tengo frío y hambre, ¿no me darías algo de comer? Tú tienes mucha comida y una casa caliente, mientras que yo no tengo nada.

La hormiga entreabrió la puerta de su casa y le dijo a la cigarra.

– Dime amiga cigarra, ¿qué hacías tú mientras yo madrugaba para trabajar? ¿Qué hacías mientras yo cargaba con granos de trigo de acá para allá?

– Cantaba y cantaba bajo el sol – contestó la cigarra.

– ¿Eso hacías? Pues si cantabas en el verano, ahora baila durante el invierno

Y le cerró la puerta, dejando fuera a la cigarra, que había aprendido la lección.