fbpx

Donde la Música y la Educación Física se unen

En nuestro día a día, pasamos mucho tiempo sentadas en nuestros pupitres y realizando tareas, pero cuando llega la hora de Educación Física estamos deseando salir corriendo al patio para movernos un poco.

El caso es que, a veces, en la hora de Música también bajamos al patio y entonces es cuando la profe dice eso de que… «Esto que vamos a trabajar es también para la clase de Educación Física». Al principio nos costaba entender que una misma actividad se pudiera utilizar en dos clases diferentes, pero poco a poco fuimos comprobando la relación que había entre las dos asignaturas.

Y es que íbamos a trabajar la coordinación y eso tiene que ver con el movimiento y con la capacidad física, pero lo íbamos a hacer con música y para ello teníamos que seguir un ritmo. Empezamos a entender que para bailar, cosa que nos gusta bastante, necesitábamos trabajar la coordinación de nuestros movimientos con el ritmo de la música.

La música y los movimientos del cuerpo que siguen el ritmo nos divierten un montón, pero al principio tuvimos que hacer grandes esfuerzos, sobre todo para seguir el ritmo.

El juego que nos propuso la profe se llama Rayuela Africana. El origen del juego se remonta a la antigüedad. No es un juego competitivo ya que no hay ganadores ni perdedores y usa música. Se cree que este juego se desarrolló en la Europa renacentista y que la temática está basada en el libro La Divina Comedia de Dante Alighieri, obra en la cual el personaje, cuando sale del Purgatorio y quiere alcanzar el Paraíso, tiene que atravesar una serie de nueve mundos hasta lograrlo.

Al principio, el juego parecía fácil y es que la profe nos había invitado a ir superando retos y… ¡Claro!, el primero era sencillo y fuimos capaces de resolverlo sin muchos problemas. Pero, la cosa se iba complicando cada vez más, no solo porque los retos fueran cada vez más difíciles sino porque para superarlos teníamos que hacerlo en grupo, ya que si alguien se confundía o perdía el ritmo, hacía que el resto se chocara y también lo perdiera. Esto nos llevó a tener que trabajar mucho la paciencia, sobre todo con las compañeras a las que les costaba un poco más seguir el ritmo, pero finalmente lo conseguimos.

En África se organizan festivales de este juego donde los participantes se inventan nuevas formas de realizarlo. Ese será nuestro último reto, crear nuestras propias coreografías.