Un bicho extraño es una historia de los llamados “cuentos sin fin”, ¿sabéis en qué consisten? Son cuentos que no terminan nunca puesto que su final está conectado con su principio. En la última página, este tipo de libros nos invitan a darles la vuelta para seguir leyéndolos todas las veces que queramos. Presentan cierta musicalidad y al ser rimados, son muy motivadores, suelen asociar una imagen al texto para que los niños lo entiendan y relacionen de manera sencilla.

La historia de nuestro “bicho extraño”, comienza con un ser con forma de huevo… no sabemos muy bien lo que es, ¡podría ser cualquier cosa! A medida que avanzamos se va formando un misterioso animal, pero parece estar desordenado, tiene las partes del cuerpo colocadas al revés: los pies en la cabeza, en la parte de abajo tiene las orejas, la nariz en el ombligo… hasta llegar a descubrir al girar el libro que se trata de ¡un ratón!
El tema principal del cuento es el reconocimiento de las partes de su cuerpo a través de la divertida historia que se narra, a la vez que estimulamos el desarrollo de la imaginación a la hora de averiguar de qué animal se trata y recrear el lugar donde cada uno quiere que suceda, puesto que no se desarrolla en un ambiente ni lugar en concreto.
Hemos realizado distintas actividades que giran en torno al cuento:
Lo primero de todo fue conversar sobre su título, realizando una lluvia de ideas sobre el bicho del que hablaba, creando así cierta emoción e interés por el mismo. ¿De qué animal se tratará?
Tras contar el cuento varias veces, para familiarizarnos con él, fuimos poco a poco, a través de un dibujo de un gran huevo, pegando las partes que aparecían en la historia.

Tanto nos gustó que hicimos uno para cada niña. Gracias al velcro que habíamos colocado, pudimos contar la historia y colocar las piezas una y otra vez.


Para trabajar el aspecto lectoescritor, nos enfrentamos a una importante misión. Colocamos tarjetas en las que estaban escritas en mayúscula algunas palabras que aparecían en el cuento y discriminamos visualmente las vocales que encontramos con ayuda de nuestra “lupa mágica”.


También nos ha servido para trabajar el aspectos lógico-matemáticos como el conteo (dos orejas, una nariz…) y conceptos como arriba- abajo, gordo-delgado, un lado-otro lado…
En definitiva, esta historia nos ha permitido descubrir la función lúdica de la lectura, tan importante desde edades tempranas, conocer nuevas formas de leer cuentos, aprendiendo que ni todas las personas ni todas las cosas son iguales. Todos tenemos algo que nos diferencia y a la vez nos caracteriza. Nos ha dado pie para hablar sobre nosotras mismas y observar en qué nos parecemos y en qué nos diferenciamos: nuestras características físicas: color de ojos, pelo, altura… nuestra forma de ser, nuestras inquietudes, intereses… incidiendo en la importancia del respeto hacia los demás y valorando la diversidad como algo enriquecedor.
¡Todos somos únicos y diferentes!
¡Gracias a este libro hemos descubierto la función lúdica de la lectura!
Este el cuento de nunca acabar… ¿Quieres que vuelva a empezar?